Sentencia
La bodega
La aldea de Los Pedrones, situada próxima a Requena, se encuentra en un entorno sin igual. Los valles, bañados por las Hoces del Cabriel, son el hábitat ideal para miles de especies que campan a sus anchas por todos los rincones del territorio. Un lugar en el que las viñas se cuelan entre los espesos bosques de pinos y en el que se encuentra Bodegas Sentencia, un negocio que nació como un hobby siendo una ‘bodega de garaje’ y que, con mucho esfuerzo, se ha convertido en una realidad.
Unas viñas viejas con el cartel de «escasa producción», unas tierras bellas, un entorno único, una pasión inusitada y un sueño, son las variables que confluyeron en el corazón de un «Alonso Quijano» llamado Alberto y apellidado Pedrón. De su amor por «su territorio» nació la ilusión de un proyecto con el objetivo de hacer un supervino con la uva de una parcela sentenciada a muerte… a priori.
Alberto Pedrón
Después de estudiar Enología en Requena e Ingeniería Técnica Agrícola en Valencia, estuvo trabajando varios años en la industria farmacéutica, hasta que decidió dar un giro a su vida y dedicarse de lleno a lo que de verdad le gustaba: su proyecto de bodega, viñedo y vino. De hecho, el nombre de su bodega, Sentencia, viene de las viñas viejas que su familia iba a arrancar y que él se empeñó en recuperar pese a que estaban “sentenciadas”.