Tratar de contar la historia vitivinícola de la Comunitat Valenciana sin mencionar a la bobal es alejarse de la esencia de esta tierra. Ese apego de la región con esta variedad ha sido entendido por los bodegueros valencianos, que sin pensarlo han incluido en sus líneas de productos vinos elaborados con esta cepa, y en algunos casos, se ha convertido en el arma estrella de la firma.
La uva bobal, oriunda del territorio de Utiel-Requena, adquiere ese valor entre los consumidores, pero sobre todo entre viticultores y bodegueros, por su capacidad desde tiempos inmemoriales de adaptarse a las dificultades climatológicas que propone esta zona de cultivo.
A pesar de su gran valoración actual, en sus orígenes, y debido a su característica resistencia, se convirtió en una uva perfecta para ser destinada al granel. Sin embargo, con el avance tecnológico y el creciente interés de los propietarios de las bodegas por darle visibilidad a las variedades autóctonas apareció una oportunidad para esta cepa.
Hoy en día, la bobal se ha convertido en una realidad y ya se pueden encontrar monovarietales en los que las bodegas dan protagonismo absoluto a esta joya de la viticultura valenciana. Actualmente también aparecen en el mercado coupage en los que la uva valenciana se convierte en parte decisiva en el resultado final, tanto en sabor como en color.
La bobal es un ejemplo claro del crecimiento del mercado valenciano en materia vinícola. Este avance se ha apoyado en la defensa de los vinos locales que esconden un trabajo en viñedo primero, y en bodega después, en el que las variedades autóctonas como la bobal son valoradas al mismo nivel, e incluso a un nivel superior, que otras variedades foráneas de renombre.
Durante su asentamiento en el ámbito regional ha incidido positivamente la gran aceptación del público autonómico. En este periodo en el que los vinos elaborados con variedades locales buscaban su espacio en el mercado, los consumidores valencianos han apostado por aquellos productos que reflejaban la esencia de su tierra, y en este caso no había mejor representación que los vinos de bobal.
En un mercado tan competitivo como lo es el del vino, destaca la pasión que transmiten los viticultores que trabajan con la bobal, una variedad autóctona que se ha abierto paso en la producción valenciana, no sin muchos años de trabajo detrás, para presentarse como una realidad que muestre la esencia del vino valenciano.