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Bodegas del Valle: el día que dos emprendedores soñaron con los ojos abiertos
La bodega
La bodega, restaurada integra y manualmente por el propio Ricardo, se trata de un edificio en el que su bisabuelo comenzó a elaborar vinos en 1941. Es por ello que en su interior se pueden encontrar antiguas herramientas para cultivar los campos. Sorprende un antiguo carro que, en la actualidad, continúa realizando sus labores de transporte de las uvas en las épocas de vendimia. Además de todos los aperos que pueden divisarse colgados de sus paredes, cuentan con otro atractivo, su Land Rover Defender. Un vehículo imprescindible para llegar sin dificultad a las escarpadas parcelas en las que se encuentran los viñedos y que, según Mireia, enamora a todos los turistas que visitan las instalaciones de Bodegas del Valle.
El enoturismo también es parte esencial de la vida de la bodega. Tras la pandemia, curiosos de la provincia de Valencia comenzaron a realizar planes en el interior de la Comunitat, llegando a esta pequeña aldea de Requena y descubriendo los vinos que florecen en las pocas barricas de roble que se encuentran entre las paredes de Bodegas del Valle. En la actualidad, las experiencias que desde aquí se ofrecen comienzan a traspasar las fronteras nacionales, haciéndose eco en países como Holanda, enamorando a través del paladar a todos esos neerlandeses que degustan y saborean los productos elaborados.
Mireia, encargada de organizar los eventos y las visitas a la bodega, afirma que el plan más exitoso de la bodega consiste en un almuerzo en uno de sus viñedos. Aquí, además de conocer las características de los campos en los que florecen sus uvas, se pueden catar una serie de productos típicos de la zona y, por supuesto, maridarlos con sus mejores vinos. Una experiencia que, debido a la rotunda aceptación, ha comenzado a realizarse, también, a la hora de la puesta del sol, con el objetivo de presenciar un atardecer único en la naturaleza, acompañándolo de vinos nacidos en esos mismos suelos escarpados.
Bodegas del Valle, en definitiva, basa su filosofía en la calidad por encima de la cantidad. Un proyecto de exclusividad familiar en el que el amor por el campo, la naturaleza y el vino armonizan el día a día de Ricardo y Mireia.
Ricardo del Valle y Mireia Vera
Con solo 23 años, Ricardo del Valle tiene muy claro que su futuro está en la tierra que le vio nacer. Creció en una familia de viticultores. “Siempre he estado en contacto con el campo y con el vino, y siempre me ha gustado”, explica. Por eso decidió estudiar enología en Requena.
El año en que terminó los estudios, ya estaba elaborando su propio vino. En paralelo, restauraba con mimo y esmero la antigua bodega familiar, donde antes elaboraron vino su padre, su abuelo y su bisabuelo. Un trabajo que le ha llevado años, pero desde luego ha valido la pena. Hoy todos los elementos lucen un esplendor nuevo, con toda la carga del pasado. La prensa vertical, los ‘avisperos’ que se utilizaban para sangrar el vino, los trullos reconvertidos en salas de guarda y de cata… incluso el cañizo del techo, cuidadosamente reparado. “Está prácticamente tal y como cuando se fundó, en 1941. Es una suerte enorme, ya que muchas bodegas familiares de la zona se hundieron o se taparon al reformar las casas”, reconoce. “Las que quedan constituyen un patrimonio valioso que debemos conservar para las futuras generaciones”.
En este proyecto personal le acompañan su familia y su pareja, Mireia, enóloga como él y orientada hacia la parte comercial. Su primer vino, un rosado de Bobal con el sello de calidad de la DO Utiel-Requena, acaba de salir el mercado, y pronto llegará el segundo, para el que ha adquirido sus primeras barricas.
Su visión del trabajo en la viña pasa por una viticultura ‘de precisión’ y por lograr un equilibrio en el viñedo que permita conservarlo el mayor tiempo posible. Y es que las cepas viejas de Bobal, cultivadas en vaso, son, a su parecer, un tesoro que hay que cuidar. Reivindica la defensa de lo autóctono, de la variedad Bobal adaptada a las condiciones de Utiel-Requena. “Dentro de la DO Utiel-Requena existen diferentes terroirs, y tenemos que encontrar las mejores opciones de expresión de cada uno de ellos”, zanja.