Jorge Corella
Hay historias que son recordadas y nombres que se vinculan a ellas. Eso es lo que ocurre cuando mencionamos Bodegas Vicente Gandía, la pionera de la comercialización del vino valenciano embotellado. Por aquel entonces, hablamos del año 1971, la marca Castillo de Liria se convierte en una referencia absoluta del producto vinícola de la Comunitat Valenciana.
Este fue el comienzo de un camino que se sigue ensanchando y afianzando a día de hoy en base a esa esencia que nació con Castillo de Liria y que ya se reconocía en el año 1885, cuando la familia dio los primeros pasos en el mundo del vino.
Esta firma, caracterizada por la influencia mediterránea, dio un paso adelante con la aparición de la Finca de Hoya de Cadenas. Esta finca ha adquirido mucha importancia en la construcción de la esencia bodeguera de Vicente Gandía.
Ubicada en la carretera que une Utiel y Camporrobles, la finca Hoya de Cadenas es un entorno en sí mismo. Fusionada con las mejores parcelas de la bodega, este terreno une el mundo vinícola en su máxima expresión con las experiencias enoturísticas.
La bodega ha abierto de par en par las puertas de su finca al enoturismo, con el objetivo de que sus clientes conozcan la historia que hay detrás de Vicente Gandía, y de paso, degustar la extensa línea de referencias con las que cuenta esta firma.
Las 300 hectáreas de viñedos que rodean la edificación se encuentran con un microclima propio en sí mismo, dando lugar a unas cepas con características muy concretas que tienen como resultado un reflejo de lo que la bodega busca representar con sus vinos.
Uno de los grandes retos de la actual gerencia, la cuarta generación de la familia Gandía, ha sido llevar el nombre de la marca a lo largo y ancho, ya no solo de la Comunitat Valenciana, sino también del mercado nacional e internacional.
Para ello han puesto en valor el carácter centenario de la bodega, y a partir de esta base sólida, han creado una firma en la que calidad e innovación adquieren todo el protagonismo.
A pesar de la dificultad que supone mantener la esencia y el nombre de una bodega histórica de la Comunitat Valenciana, los diferentes descendientes del patrono original han conseguido elaborar referencias de alta calidad que mantienen el carácter de Vicente Gandía.
En el proceso de elaboración de estos vinos toma importancia el respeto por el terreno y los viñedos, buscando siempre crear vinos que defiendan la sostenibilidad y reflejen el valor natural de la comarca.
Entre sus productos destacan Clos de Gallur, un coupage de shiraz, tempranillo y cabernet sauvignon que recibe su nombre en honor a la finca en la que se cultiva; el Ceràmic Monastrell, un monovarietal de viñas viejas; o la gama Miracle, la línea que resume lo que busca Vicente Gandía con sus vinos: rememorar su pasado, pero sin olvidar el presente.
Vicente Gandía es la esencia de lo que nunca ha dejado de ser: una bodega que entiende su tierra y trabaja sobre ella para elaborar unos vinos con los que el cliente se sienta identificado.