La historia de la DO Alicante se escribe con monastrell

Hablar de los 514 años de historia de los vinos alicantinos es hablar de su variedad estrella: la monastrell

Hace relativamente poco tiempo hablamos de la bobal, una de las variedades autóctonas por excelencia. Ahora, tras superar dos de las grandes festividades de la región valenciana (La Magdalena y Las Fallas), le toca el turno a la monastrell, una de las marcas de identidad de los vinos mediterráneos que se elaboran a lo largo y ancho de la Comunitat Valenciana.

Esta cepa ha sido una de las grandes aliadas de las bodegas del territorio valenciano, siendo una de las cepas más utilizadas para la elaboración de sus vinos tintos, sobre todo en las firmas afincadas en la provincia de Alicante.

Esta uva propia de la zona del levante español ha conseguido instaurarse sobre todo en los mercados en los que se cultivan generalmente, es decir, en tierras murcianas y valencianas, destacando en aquellos lugares donde el sol se convierte en su principal aliado para su desarrollo.

La monastrell se ha convertido en un elemento fundamental para explicar el crecimiento que está experimentando el vino valenciano en general y la DO Alicante en concreto. De hecho, parte de los 514 años de historia del vino alicantino se sostienen en torno a esta uva, considerada parte del patrimonio vitivinícola de esta tierra.

La importancia de la monastrell para las bodegas alicantinas transciende de los números, que dicen de ella que representa un 75% de su cultivo en todas las comarcas principales, sino que tiene un valor sentimental para los locales, tanto bodegueros como consumidores.

Esta variedad tinta genera una sensación de apego a lo propio y a la tierra que les vio nacer. Un cultivo que consigue que los alicantinos, al igual que los murcianos, y en menor medida el resto de valencianos, se alíen por un bien común: proteger la monastrell.

El trabajo de esta uva fortalece, aún más si cabe, el camino ascendente que están siguiendo los vinos valencianos en el mercado, marcado principalmente por la apuesta de los ciudadanos de la región por consumir productos nacidos en su tierra.

Detrás del crecimiento de la monastrell en la provincia alicantina debemos mencionar el trabajo de la DO Alicante y de todas las bodegas que se engloban en ella. Su esfuerzo por poner en valor esta uva autóctona ha desencadenado en el establecimiento de una marca en torno a esta.

En definitiva, la monastrell se ha convertido en una de las grandes bazas del vino valenciano, especialmente del alicantino, siendo una representación de la esencia de este producto y de los valores que los bodegueros quieren transmitir con sus botellas.

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