No son romanos, pero recuperan arcos

La variedad arcos es una de las grandes desconocidas entre el público, sin embargo algunas bodegas de la zona de Els Alforins ya la utilizan.

Jorge Corella

Nacida e implantada históricamente en las mediterráneas tierras de Valencia y Alicante, la recuperación de la variedad arcos, también conocida bajo el sobrenombre de arcos de Miguel, supone una vuelta a los orígenes del vino valenciano.

El vino regional es, al fin y al cabo, el resultado del trabajo de los viticultores por defender sus terrenos, pero también sus cepas autóctonas entre las que se encuentra, por ejemplo, la arcos.

Como en todas las variedades autóctonas, llámese bobal, moscatel o forcallà, la plantación de estas uvas surgen de una apuesta personal de bodegueros y viticultores que deciden poner en valor aquellas materias primas propias de su tierra.

Aunque la arcos no sea la variedad autóctona del territorio valenciano más reconocida, su papel en la construcción y evolución del vino elaborado dentro de las fronteras de la región ha sido importante.

Ahora, con la vuelta a estas cepas, se produce un viaje al pasado por el que muchos han apostado, principalmente en las tierras del interior de la provincia de Valencia, y para ser más exactos, en las tierras del preciado territorio de Els Alforins.

A pesar de que existen otras cepas con mayor renombre que la arcos, esta variedad va entrando poco a poco en el mercado de vinos valencianos a través de bodegas importantes de la región que han apostado por su viabilidad y el cumplimiento de esa filosofía que ellos conciben del respeto a lo autóctono.

Lo cierto es que gran parte de “culpa” en este resurgimiento la tiene, respetando eso sí el gran trabajo liderado por bodegueros y viticultores, el público valenciano, que entiende que lo propio puede triunfar entre tantas opciones foráneas, y es ahí, donde está la clave, no solo del crecimiento de esta arcos, sino de todas las uvas que han formado parte de la historia vinícola de la Comunitat Valenciana.

Quizá, ante la falta de bodegas que se animen a trabajar esta cepa, es un deber señalar –positivamente– aquellas que sí lo hacen: Arráez, Celler del Roure, Fil·loxera & Cía, Javi Revert Viticultor y Rafa Cambra. Estos nombres, que han cultivado un nombre dentro del panorama vinícola valenciano, saben de la importancia de poner en valor aquellas materias primas que forman parte de la historia entre viñedos de la región.

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